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viernes, 18 de junio de 2010

Una peli de "El Campeón de la Muerte"

hace poco mas de dos meses hemos puesto en marcha un proyecto en la actividad integradora de cine de la Universidad,sacaremos una peli del Remake de "El Campeón de la Muerte" de López Albújar.Bueno el profe Americo tiene gran experiencia en esto y al parecer empezaremos a grabar la próxima semana.En verdad tengo ganas por ver el resultado,y subirlo a este blog por supuesto...ya estaré escribiendo mas adelante sobre esto salu2!.

aquí les dejo una pequeña parte del remake, con la descarga de la version completa:

LUZ DE LUNA

Una sombra mortecina se expandió desde el último piso del edificio. Plomo se encontraba sentado sobre la verma de la calle, tenía las piernas dobladas bajo el fundillo del pantalón y un hilo de humo se elevaba sobre su morrilla; al costado, una botella vacía de ron permanecía caída sin tapa.
Plomo carraspeó. Arrojó el pucho hacia la pista y elevó los ojos, buscando casi como autómata, la luz de la luna.
Apenas una curva tan fina como una uña cercenada pendía del cielo oscuro.
Entonces Plomo emitió un suspiro. Y pensó en ella. Casi una niña, quizás demasiado malcriada –un hombre viejo jamás podría criar con disciplina a una hija tardía- quizás también rebelde y algo testaruda. Recordó, con los ojos siempre hacia el infinito de la noche, aquella vez en que ella se rapó la cabeza con su máquina de afeitar y cómo, también con ese afán adolescente, dejó depositados sus rulos cetrinos sobre las sábanas rancias de su cama. Y recordó también cómo le había gritado borracho miserable, húndete tú sólo pero no me hundas a mí, llorando sobre la mesa con la cabeza gacha y la palma abierta mientras tocaba lentamente la redondez desnuda de su cráneo.
-Hija –un suspiro se atoró en el pecho del viejo, entre tanto las nubes volvían a formar sombras que oscurecían las paredes del edificio.

-Hija –volvió a repetir, con las lágrimas al borde de las pestañas y las babas y los mocos aguantados en los labios. Después bajó los párpados y susurró entre dientes algo que no se llegó a entender.
La semana anterior la muchacha había cumplido con todas aquellas amenazas con las que atormentaba al padre: una mañana amarilla se fue con su mochila rosada y un pañuelo rojo en la cabeza. Plomo sabía que no iba sola. Ninguna muchacha huye tan fácilmente. Se largaba con alguien, eso era seguro. Algún malandrín del barrio la habría tentado y ella no pudo resistir. Así como tampoco pudo soportar más sus continuas borracheras, los maltratos, su mano fácil, ese poco interés que incluso se negaba a demostrar.
Sólo dos días después de su ausencia supo que había huido con el peor de todos.


DESCARGAR LA VERSION COMPLETA

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