A punto de cerrar un año que termina. Podemos decir que fue un buen año porque lo estamos terminando vivos, podemos pensar que fue un mal año porque miles de personas murieron en una cruenta guerra que esperamos que ya termine, pero al parecer apenas comienza.
Muchas cosas cambiaron en mi vida, algunas otras se han mantenido estables; en realidad muy pocas cosas se han mantenido estables. El resto ha cambiado y creo que al paso del tiempo me he acostumbrado a cambiar radicalmente mi vida una y otra vez y esto comienza a ser una parte estable de mí.
Es por eso que he decidido hablar del cambio y cómo manejamos los cambios en nuestra vida. Esto genera en muchas personas un estado constante de ansiedad. Conozco personas que no se han cambiado de casa ni una sola vez en su vida, incluso que siguen usando la misma cama que cuando eran pequeños, y esto claro que no puede ser bueno. Es un hecho que cuando una persona no ejerce cambios conscientes o inconscientes en su vida, no alcanza a madurar.
Y esto es porque el cambio como tal, ejerce una constante fuerza de maduración en las personas. Cada cambio nos lleva a destruir nuestros conceptos, a construir nuevos conceptos y a analizar nuevas formas de ser nosotros mismos. Es decir: seguimos siendo nosotros en aparentemente el mismo cuerpo, con las mismas manos, con la misma piel. Pero la realidad es que nada de eso es cierto, pues nuestro cuerpo y nuestra piel, asimismo las manos y todo lo que poseemos, ha cambiado.
Una verdadera constante en el universo, es el cambio. Entendemos el cambio como parte de un proceso natural dentro de la vida y el cambio más importante de la vida es la muerte.
Cuando nos acercamos al año que está a punto de morir, reflexionando sobre la muerte y la manera en la que va a cambiar radicalmente nuestra vida, podremos comprender un poco lo necesario que es el cambio.
Claro que muchos quisiéramos cenar con nuestros seres queridos y darles un abrazo como solíamos hacerlo. Hoy miramos el espacio vacío: porque nunca se recupera, solo cambia.
El hecho es que dentro de este espacio vacío podemos conocernos a nosotros mismos. Para muchas personas hablar de la muerte como algo positivo es como desear que se muera alguien querido y no es así. La muerte sucede cuando tiene que suceder, no podemos intervenir a favor o en contra de ella pues solo es. Siempre nos va a dejar cargas enormes de dolor muy intensas, pero también nos va a dar toneladas de sabiduría, irónicamente, sobre la vida.
Cuando un cambio inevitable se genera en nuestra vida, el inicio o el momento de la pérdida se mira terrible e irremediable; es como si de pronto la vida se detuviese unos minutos a contemplarnos en nuestra destrozada alma. Pero al paso del tiempo, las nuevas formas comienzan a percibirse.
A muchos las pérdidas que se generan con el cambio los hunden en un mar de dolor del cual parecen no reponerse nunca. Pero en un momento dado, llega la calma. Se rompen las ataduras del dolor y comienza a aparecer el beneficio de lo nuevo. Es entonces cuando la vida comienza nuevamente.
Finalmente todos vamos a tener perdidas, algunas serán muy dolorosas, otras no tanto. El hecho es que siempre a lo largo de la vida, todo va a comenzar y todo va a terminar.
Es momento de hacer una reflexión profunda sobre el año que se acerca, ir agradeciendo el año que termina y disponerse a continuar el proceso que la vida nos está exigiendo en este momento. Para de este modo darle guía a nuestros actos futuros.
Les deseo un Feliz año. Estén con quien estén y pese a que no estén con las personas con las que solían estar, es momento de abrazarnos, física o emocionalmente, en un cálido encuentro, con los seres que están lejos o que ya no veremos más. Y claro: agradecer a las personas que en este momento están con nosotros, porque ¿qué creen?, algún día ya no lo estarán.
Muchas cosas cambiaron en mi vida, algunas otras se han mantenido estables; en realidad muy pocas cosas se han mantenido estables. El resto ha cambiado y creo que al paso del tiempo me he acostumbrado a cambiar radicalmente mi vida una y otra vez y esto comienza a ser una parte estable de mí.
Es por eso que he decidido hablar del cambio y cómo manejamos los cambios en nuestra vida. Esto genera en muchas personas un estado constante de ansiedad. Conozco personas que no se han cambiado de casa ni una sola vez en su vida, incluso que siguen usando la misma cama que cuando eran pequeños, y esto claro que no puede ser bueno. Es un hecho que cuando una persona no ejerce cambios conscientes o inconscientes en su vida, no alcanza a madurar.
Y esto es porque el cambio como tal, ejerce una constante fuerza de maduración en las personas. Cada cambio nos lleva a destruir nuestros conceptos, a construir nuevos conceptos y a analizar nuevas formas de ser nosotros mismos. Es decir: seguimos siendo nosotros en aparentemente el mismo cuerpo, con las mismas manos, con la misma piel. Pero la realidad es que nada de eso es cierto, pues nuestro cuerpo y nuestra piel, asimismo las manos y todo lo que poseemos, ha cambiado.
Una verdadera constante en el universo, es el cambio. Entendemos el cambio como parte de un proceso natural dentro de la vida y el cambio más importante de la vida es la muerte.
Cuando nos acercamos al año que está a punto de morir, reflexionando sobre la muerte y la manera en la que va a cambiar radicalmente nuestra vida, podremos comprender un poco lo necesario que es el cambio.
Claro que muchos quisiéramos cenar con nuestros seres queridos y darles un abrazo como solíamos hacerlo. Hoy miramos el espacio vacío: porque nunca se recupera, solo cambia.
El hecho es que dentro de este espacio vacío podemos conocernos a nosotros mismos. Para muchas personas hablar de la muerte como algo positivo es como desear que se muera alguien querido y no es así. La muerte sucede cuando tiene que suceder, no podemos intervenir a favor o en contra de ella pues solo es. Siempre nos va a dejar cargas enormes de dolor muy intensas, pero también nos va a dar toneladas de sabiduría, irónicamente, sobre la vida.
Cuando un cambio inevitable se genera en nuestra vida, el inicio o el momento de la pérdida se mira terrible e irremediable; es como si de pronto la vida se detuviese unos minutos a contemplarnos en nuestra destrozada alma. Pero al paso del tiempo, las nuevas formas comienzan a percibirse.
A muchos las pérdidas que se generan con el cambio los hunden en un mar de dolor del cual parecen no reponerse nunca. Pero en un momento dado, llega la calma. Se rompen las ataduras del dolor y comienza a aparecer el beneficio de lo nuevo. Es entonces cuando la vida comienza nuevamente.
Finalmente todos vamos a tener perdidas, algunas serán muy dolorosas, otras no tanto. El hecho es que siempre a lo largo de la vida, todo va a comenzar y todo va a terminar.
Es momento de hacer una reflexión profunda sobre el año que se acerca, ir agradeciendo el año que termina y disponerse a continuar el proceso que la vida nos está exigiendo en este momento. Para de este modo darle guía a nuestros actos futuros.
Les deseo un Feliz año. Estén con quien estén y pese a que no estén con las personas con las que solían estar, es momento de abrazarnos, física o emocionalmente, en un cálido encuentro, con los seres que están lejos o que ya no veremos más. Y claro: agradecer a las personas que en este momento están con nosotros, porque ¿qué creen?, algún día ya no lo estarán.
Nicte